Abrí su viejo armario. Había ropa militar. No se había molestado ni siquiera en retirar los recuerdos de su abuelo. Cogí una de sus camisas para taparme un poco, por no andar desnuda por la casa. Por las escaleras subía un agradable olor a café recién hecho, cubriendo el olor a madera que impregnaba la casa. El suelo crujía cuando avancé hacia la planta baja. Escalón a escalón me iba acercando a su prometida despedida.
Abrí su viejo armario. Había ropa militar. No se había molestado ni siquiera en retirar los recuerdos de su abuelo. Cogí una de sus camisas para taparme un poco, por no andar desnuda por la casa. Por las escaleras subía un agradable olor a café recién hecho, cubriendo el olor a madera que impregnaba la casa. El suelo crujía cuando avancé hacia la planta baja. Escalón a escalón me iba acercando a su prometida despedida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)