Hola mi nombre es Mariana, tengo 35 años y siempre me he considerado una mujer normal en mis gustos sexuales, os voy a contar lo que paso hace poco en una salida nocturna con un grupo de amigas.
Como últimamente empezaba a ser frecuente habíamos quedado 4 compañeras del curro para salir a cenar y de copas, lo llamábamos tarde de chicas y cada una dejaba a su pareja o familia en casa, una noche al mes, algo inocente para desconectar un poco de la rutina de cada una.
Aquella noche como otras fuimos al chino y después a una discoteca de moda de la ciudad, la verdad, es que estábamos un poco fuera de lugar, ya que todas cercanas a la cuarentena y más bien recataditas, éramos la nota sería del sitio.
Pero poco a poco y con la ayuda de tres mojitos, nos fuimos animando, las conversaciones pasaron de la pareja y los niños, a fijarnos en los tipos tremendos que teníamos alrededor, en como estaban de buenos y lo que le haríamos si los pilláramos en nuestras camas, todo de lo más inocente ya que nos sentíamos protegidas en nuestro pequeño grupo.
En un momento dado me levanté para ir al baño y entonces me di cuenta de que había bebido más de lo que pensaba, pero claro, yo todo digna, continué todo lo derecha que pude había el baño. Nada más empezar a andar note, que alguien me seguía –pensé que las copas me estaban pasando factura-, pero al pasar entre la gente, el local estaba hasta arriba, la sensación se hizo más fuerte, casi me llevaron en volandas hasta el pasillo de la derecha, donde estaban los aseos, antes de llegar y debido a la cantidad de gente que había en el local, note alguien a mi espalda, la situación era tal que no podía volverme a mirar, solo podía esperar que la cosa se aclarara y poder llegar al baño.
Casi de repente, me encontré junto a una de las paredes, literalmente cara a la pared y presionada por todos los frentes… En esa situación volví a notar a alguien muy pegado a mí, -vaya lío se esta montando, pensé-, cuando de pronto note como unas manos casi sin querer se pegaban a mi cintura, esas manos empezaron lentamente a subir y bajar, cada vez recorrían más de mi. Yo que soy una chica sensata, pensé, vamos no pensé, me deje llevar por el momento y seguí a lo mío -llegar al baño-, las caricias se fueron volviendo más exigentes, cuando, sin aviso empezaron a recorrer mis tetas, era una caricia cada vez más atrevida, ya que de rozarme empezó a pellizcarme los pezones, ya de por si duros debido a la excitación, casi sin querer, me apoye un poco en esa persona que tenía detrás, y esa fue la señal para que, todo si cabe fuese más rápido.
Lentamente noté como unas manos, empezaban a subir por dentro de mi falda, hasta acariciarme los muslos, uhmm que rico, entreabrí un poco las piernas y como si de una invitación se tratara, rápidamente tenía una mano entre mis piernas, la situación os la podéis imaginar, una sala atestada de gente, la oscuridad, la música,…, las copas, sin darme cuenta me encontré con un dedo en mi rajita, uff que calor sentí, pero yo toda cachonda que estaba en ese momento empecé a restregarme con mi compañero de tumulto, me gustaba, para que negarlo, de uno pasaron a dos dedos, que me acariciaban y penetraban, lentamente, sin prisas. Mi temperatura fue subiendo, supongo que por los mojitos y la situación y me encontré totalmente apoyada en él. No se por qué, pero ni me pregunté quién sería, me daba igual. Sin embargo, de repente dí un respingo, otro dedo juguetón se había apoyado en mi ano, no es que me considere una mojigata, pero esa parte de mi cuerpo, no había tenido mucho uso.