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Estuvimos pensando en algo que se saliera un poco de lo
normal y que fuera factible de realizar. Después de imaginarnos miles de
situaciones, decidimos que se hiciera la borracha en una discoteca y que se
expusiera a la vistas de la gente. Haber que pasaba.
Para realizar nuestra fantasía, Carmen se vistió con una
falda corta y sin nada debajo. Arriba una camiseta de manga sisa, de la que
casi se le salían las tetas por los lados. Os recuerdo que tiene una 105 de
pecho. Eso si un pecho. ¿Pecho?, que coño pecho, ¡TETAS! a eso no se le puede
llamar de otra manera, unas tetas para mí entender tremendamente provocadoras y
excitantes.
Entramos en la discoteca por separado para no cortar a los
posibles candidatos o candidatas. Carmen se fue a la barra y se pidió una copa
mientras que se exhibía a los ojos de los hombres que tenía cerca.
Yo sentado cerca de ella, observaba como iba calentando al
personal. Se había tomado ya dos cubatas y se la notaba un poco alegre, hablaba
con un chico de unos 25 años, y no paraba de restregarle las tetas por el
brazo. Yo observaba como el se tocaba el paquete de vez en cuando.